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lunes, 11 de noviembre de 2024

El poder de la gente




Día 12 desde la dana. Día de lodo, palas y capazos. Solidaridad empatía a raudales. Segundo fin de semana para darlo todo. Cuando escribo estas palabras no siento los riñones.

Se repite el protocolo: ¿Necesitáis ayuda? ¡Claro! Estamos sacando lodo agua . Pues vamos a ello. Y así es como +50 desconocidos nos encontramos achicando esa materia anti-fascinante, aburrida y paradójica: esa intersección entre lo sólido y lo líquido, irregular y dinámica, que estos días sólo me sugiere descomposición .

Esto es de todo menos una cita romántica en el sótano de una finca cualquiera de una localidad cualquiera de las +60 afectadas por la dana . Menos mal que los chicos son unos cachondos y cuando cae fango por el hueco de la escalera y acaricia pelo y cara se lo toman con humor .

En todo el recorrido, los participantes cubiertos con sus correspondientes monos, mascarillas, gafas de seguridad, frontales, ... Esto da lugar, paradójicamente, a que al subir a respirar a la superficie no seamos capaces de reconocer a quien teníamos al lado cuando estábamos en el infierno .Eso sí, las palabras más repetidas son: perdón, gracias, disculpa. ¡Que alejado de estas que tan poco me gustan: todo, nada, siempre, nunca!.

Ojalá este video que comparto sea capaz de capturar esta cadena imperfecta de brazos y capazos, de como el azul del cielo se torna negro carbón, tan sólo interrumpido por los frontales de los voluntarios que dan luz a la escalera y forman la cadena de la solidaridad .

También espero sea inspirador y sirva para animar a los dubitativos a que se den una oportunidad - y es que mientras tengamos la capacidad, hay que hacer lo posible para impactar positivamente en nuestro entorno.

Aunque sigue haciendo falta de todo ... ¡Lo conseguiremos!

sábado, 8 de octubre de 2022

La increíble historia de Ahmed, el vigilante de seguridad que entrena boxeo y artes marciales a migrantes en el antiguo cauce del río Turia



Ahmed es un chico común. Originario de Argelia, lleva más de 10 años en Valencia, aunque calza la treintena, con una vida tranquila como vigilante de seguridad.  Una persona que decidió hacer parada permanente en España, donde se labra el futuro a base de honestidad, trabajo duro, perfil bajo y contribuir, a su manera, en la comunidad que habita. Aquí es donde precisamente Ahmed destaca. 


De complexión fuerte, altura promedia, voz grave pausada y acento magrebí encantador, llama la atención su barba densa, bien perfilada, y negra como el tizón. Se la mesa orgulloso cuando te acercas a él con un punto de curiosidad y le preguntas: ¿pero tú qué puñetas haces aquí todas las tardes dejándote golpear?. Y es que Ahmed, en sus tiempos libres, baja al rio a entrenar a chavales, generalmente migrantes como él, que están empezando a granjearse un futuro - hacer la pregunta de cómo han llegado hasta aquí es de valientes -, y les ofrece la posibilidad de que descarguen tensiones a través del deporte, de desfogarse en un entorno de confianza. 


Todo sucede en un pequeño cuadrilátero invisible de césped ya inexistente en el tramo VI del Jardín del Turia, horadado por tanta pisada repetitiva, y junto a uno de los diversos gimnasios al aire libre diseminados a lo largo del cauce. Aquí te enseñan a pegar tortas y a saber encajarlas; también a compartir las máquinas instaladas con otros deportistas que parecen cien veces más profesionales que el que suscribe. Y, como línea de fondo, a valorar la inmensa suerte de que nos haya tocado nacer aquí. En definitiva, una ubicación anodina y sin embargo con ingredientes muy particulares de diversidad, respeto y compañerismo que nos pone a todos en el mismo plano - una bofetada de realidad ante las tonterías que nos acechan .


¡Ojo con Ahmed! Él, que hace de sparring de sus chicos, que da consejos acerca de cómo golpear más y mejor, te invitará a probarlo. Yo no he sido lo suficientemente valiente, pero tengo la intuición de que debe producir un chute de adrenalina. Como su historia, silenciosa y de alto impacto positivo. Te invito que hagas una pequeña pausa en tu entrenamiento para que los conozcas: igual te apetece que te den una hostia.


 Y es que Ahmed es un chico común que hace cosas extraordinarias. Gracias Ahmed, toda una lección.