sábado, 20 de febrero de 2021

La delgada línea entre el visionario y el iluminado




Fantasear con hacer algo importante y que tenga impacto en nuestro entorno es un sueño recurrente e interesante que probablemente todos hayamos tenido. Creérnoslo, crearlo, darle forma, sacarlo adelante y hacerlo realidad es algo que está limitado tan sólo a unos pocos: la inmensa mayoría se caen de esa convocatoria.


El embudo que decanta y descarta estos sueños, bien por su objetivo, formulación, o pilares en los que se sustenta, es siempre y de lejos, el ganador: el bloody funnel dream killer. Por una cuestión de sentido común, es como la vida misma: al éxito sólo llegarán unos elegidos, genios u oportunistas que aterrizan en el momento y lugar adecuado, que además diseñarán de manera lo suficientemente estructurada y con un sentido común fuera de lo común -valga la redundancia- de manera que incluso las adversidades puedan ser dribladas con cierta soltura, configurando un conjunto robusto desde todos los puntos de vista. 

Sorprender en tu área de influencia local, a sabiendas que hoy en día puedes impactar a nivel global, tiene un punto de erotismo indudable y sube el ego, pero también configura un perfil de locura que hace que la línea que separa a los visionarios de los iluminados sea realmente difusa y difícil de distinguir mientras no se hayan consumado los hechos.

Casos como el de Salvador Dalí (arte), Antoni Gaudí (arquitectura), Elon Musk (vehículo 100% eléctrico), Richard Branson (viajes espaciales suborbitales tripulados), o Zeleros (Hyperloop)  no dejan indiferente a nadie, y en el imaginario popular se ubican a uno u otro lado de la línea que separa la locura de la genialidad, según el momentum del proyecto. Y sin embargo ellos se lo creen, y además siguen empujando, caiga quien caiga - nos referimos a los que siguen vivos, claro. Quizás porque el personaje ha superado a la persona, que ha quedado atrás.

Sea como fuere, si en tu entorno te miran con cara de póker ante las propuestas deshonestas que lanzas (ideas creativas para ti, estrafalarias para los demás), si te preguntan por qué no elegiste ser funcionario (aunque ello implicara ser gris y sin propósito - y no es que todos lo sean, ojo) es posible que en realidad tu vocación sea la de funambulista que no sólo ve la vida con un prisma diferente, sino que además serás visto como una rara avis: porque no es sólo cómo te ves, sino también como quieres ser visto, sobre todo en la mediocracia actual. 

Pero el riesgo que corrieron de ser tildados de locos por su entorno más cercano, de ser incluso señalados, merece una reflexión como grupo social, y es que estas personas seguro merecen una alfombra roja y ser escuchadas, pues seguro que inspiran a otros a pensar fuera de la caja. Porque eligen contribuir y aportar a través del trabajo frente a los que optan por el lanzamiento del adoquín, ignorantes creyentes del dogmático "conmigo vas a vivir mejor".

Eso sí, la manera en la que se explica la llegada a buen puerto del visionario que empezó siendo un iluminado no tendrá desperdicio, por su simpleza y falta de rigor: dará la impresión de que cualquiera pudiera haberlo hecho. Como ejemplo, las personas que han hecho posible la llegada del Rover Perseverance a Marte: ellos ya nunca serán considerados iluminados, sino visionarios, y pasaran a la historia. ¿Y cuál era la posibilidad de éxito de que llegara la nave a amartizar? ¿y cuantos años llevan trabajando en ello? Estos señores han corrido riesgos necesarios y también innecesarios, y sin embargo serán recordados y tendrán una historia que contar cuando su inversión haya sido amortizada por la Humanidad. 

domingo, 7 de febrero de 2021

La generosidad frente al individualismo como propulsión de iniciativas



¿Estamos asistiendo a una aceleración en la capacidad de aceptar riesgos y la habilidad en la toma de decisiones relacionadas con actividades que no forman parte del día a día ni están en la hoja de ruta de las personas y las empresas? Sin duda, por necesidad más que por creencia, la respuesta es que sí.

La tecnología ya nos puso un cohete en el trasero, ahora los fenómenos VUCA nos ponen contra la pared y no nos dejan elección. Para los que llevamos años olfateando, detectando, dando forma e intentando lanzar oportunidades en nuestro día a día, estos tiempos se han revelado como grandes ventanas de oportunidad frente al martilleante NO del pasado

Y por todo ello, y apenas saboreando algún pequeño éxito en un mar de desasosiegos, no podemos - uso el plural con convicción aquí- más que quitarnos el sombrero y dar las gracias por aquellas personas que, en su infinita generosidad, escuchan, comentan, apoyan, retan, y ceden parte de su tiempo para que tu proyecto personal salga adelante. 

Porque si bien la resiliencia y determinación se adivinan como causas determinantes para la consecución de los objetivos personales y profesionales, sin duda nade de ello sería posible si no fuera por el apoyo incondicional y sin grietas de aquellas personas que nos rodean, las que pendulan apareciendo y desapareciendo en función de cómo sople el viento, o incluso las de casi desconocidos que por una relación cercana se aproximan para contribuir. Y esto se llama generosidad, y esto existe hoy en día y es una bendición poder sentir ese calor. Y resulta inspirador ser agraciado por un regalo como este porque nos coloca en otra dimensión y hace creer, por un momento, en el ser humano como algo más que no sea su capacidad de autodestrucción. 

Y yo me pregunto: si esto sucede a nivel micro, ¿no puede existir a nivel macro? ¿Acaso la situación de enclaustramiento permanente que estamos viviendo está haciendo florecer en nosotros atributos que teníamos olvidados? La generación más protegida, que no la más preparada, todavía está a tiempo de salir del individualismo con el que hemos sido vacunados - no contra el que deberíamos haber sido vacunados. 

No necesito listar aquí de quien estoy hablando, más lo sabéis: tenéis mi gratitud eterna por ello.

sábado, 12 de diciembre de 2020

Susana Lloret, mi personaje femenino de 2020


Fuente: El País.

En el año de la pandemia, del curso de Consejeros del Instituto de Gobernanza Empresarial, de las pérdidas personales, toca mirar hacia atrás y empezar a hacer reflexiones: contar las balas que disparamos, las que nos dispararon, las de plata, las perdidas y las que dieron en la diana. 

Por fortuna parece que seguimos en pie después de tantos vaivenes. La resiliencia y determinación nos permite seguir mirando hacia adelante sin desaliento. Y como las costumbres están para cumplirlas, sobre todo si son buenas y constructivas, siguiendo con la iniciada en el año 2019 de escribir en el mes de Diciembre sobre un personaje femenino que me haya llamado la atención, toca enfrentarse al folio en blanco para escribir de alguien conocido y que, de una manera u otra, ha sido inspiradora. De paso dejo aquí el post del año pasado dedicado a Mª Ángeles Samper, ángel urbanita que gusta de habitar en las montañas. 

Volviendo a la analogía bélica, si se me permite (me parece muy épico, ustedes me perdonen), una de las balas disparadas que dio en la diana fue la del curso de Consejeros: por lo aprendido, por lo novedoso del punto de vista - recomendable 100%, gracias Eva Turanzo -, y sobre todo por la calidad humana de los compañeros: un soplo de aire fresco en este año tan diferente. También, por haberlo cursado con mi padre - ¡toda una experiencia y honor, inolvidable!. Mas, entre tanta first class, ha emergido de manera silenciosa, suave y desapercibida, una figura elegante, educada, sencilla, inteligente, humilde: así es como te describe Romina Moya, Susana Lloret.

Porque de una manera natural y yo diría que inconsciente, Susana ha puesto voz, dado forma, y sido ejemplo en algo de lo que por desgracia solemos carecer , tanto a nivel colectivo como comunidad, como individual: ganar la capacidad de compartir. Dar a espuertas, dar a raudales: tanto que a veces sonroja y hace que te preguntas: ¿¡ pero qué puñetas estoy haciendo!? ¿¡Por qué no hago lo mismo!?.  Por eso Susana no es lo que es, sino lo que proyecta y lo que todavía puede llegar a ser, y no es una junior precisamente. ¡Qué orgullosos se tienen que sentir los residentes del barrio de Marchalenes con su ilustre vecina!. Porque el Centro de Arte Bombas Gens que ella dirige es la viva imagen de su personalidad, un buen ejemplo del legado que ella va dejando allá por donde transita. Porque además ha sido capaz de aunar arte y obra social, con una vocación de servicio realmente inspiradora.

Particularmente tengo que decir que esta forma de entender la vida me recuerda mucho a la de mi madre, quizás por eso me resulta familiar y reconfortante. Estoy seguro de que muchos de que los que leáis esto veréis reflejados a vuestros madres o padres. Ese dar sin esperar nada a cambio es una versión desinteresada y filántropa del dar pedir exigir de Juan Roig, si bien más sugerente y que nace de más adentro. Por eso me auto invito a practicarla, e invito a todos, por supuesto, porque tiene una capacidad de transformación tremenda, transmite paz, y nos reconcilia como seres humanos y con el mundo. 



A los que conocéis mi teoría de la felicidad constante, personas como Susana Lloret me obligan a reformularla y hablar más bien del concepto de felicidad incremental: y yo, con gusto, lo hago. A bien seguro que otras ciudades, regiones y países tienen perfiles similares al suyo - pero yo no lo sé, y sólo puedo hablar de lo que conozco. Ella podría elegir ser una diva de Hollywood en Valencia, una superestrella: podría darse un paseo por las nubes pero ha elegido Marchalenes, y nosotros que lo disfrutemos por mucho tiempo. 

sábado, 28 de noviembre de 2020

Organización líquidas: be water aplicado a las empresas


La irrupción de la digitalización y por ende nuevos modelos de negocios están generando tensiones de toda índole en las empresas, no ya para mantener los niveles de rentabilidad esperados, sino ganar la habilidad de ganar la lucha de la supervivencia. La vida media de las empresas, que se ha mantenido más o menos estable durante décadas durante los últimos 100 años, ha ido cayendo paulatinamente desde la aparición de internet, siendo la pendiente negativa más acentuada año a año. En este escenario cada vez cobra más fuerza el concepto de organizaciones líquidas.


Como su nombre indica, las organizaciones líquidas son como el agua, sin forma definida pero sí volumen: esto es, son reales (no son artificios), pueden adoptar multitud de formas (son adaptables) y características ad-hoc (personalizables) en función del reto al que nos enfrentemos, o al sector en el que nos encontremos, y el cliente al que tenemos que honrar. Otras características que tienen son: 
  • Cohesión: en un líquido es la fuerza de atracción entre moléculas iguales. En una organización, siguiendo el símil, serían los lazos de dependencia establecidos entre las áreas existentes y las personas que los componen
  • Adhesión: en un líquido es la fuerza de atracción entre moléculas diferentes. En una organización, estos lazos hay que construirlos y mantenerlos para que cada día sean más fuertes, lo cual requiere trabajo diario.
  • Tensión superficial: en un líquido es la fuerza que se manifiesta en la superficie de un líquido, por medio de la cual la capa exterior del líquido tiende a contener el volumen de este dentro de una mínima superficie. En una organización, sería la cohesión que necesitan los equipos para actuar como un sólo ser, todos a una, de manera armónica y sin permitir fugas.
  • Capilaridad: mientras que en un líquido es la facilidad que tiene para subir por tubos de diámetros pequeñísimos (capilares) donde la fuerza de cohesión es superada por la fuerza de adhesión, en una empresa podemos ejemplificarlo como la capacidad de encontrar los resquicios o las oportunidades en el entorno en el que se desenvuelve, creciendo en ambientes adversos.

Frente a estructuras jerárquicas y piramidales, que priorizan y pone el foco en los movimientos y flujos de información verticales frente a los horizontales, las organizaciones líquidas son estructuras planas, organizadas por proyectos en los que colaboran perfiles profesionales de diferentes disciplinas y los líderes de los equipos, que van cambiando en función del proyecto, son elegidos por sus competencias concretas para cada caso.

Entre las características de las organizaciones líquidas destaca:
  • la colaboración se convierte en un requisito fundamental
  • la diversidad de los equipos aporta riqueza a los proyectos y contribuye a su éxito. 
  • la escucha activa y el feedback constante se convierten en competencias fundamentales
  • la Gerencia empodera a los equipos de manera explícita
  • ocupa todos los espacios que se puedan generar, tanto a nivel organizacional interno como de cubrir las expectativas del cliente
  • una formación continua y por rúbricas permite dar respuesta a cada necesidad concreta.
  • la estructura de equipos multidisciplinares que van cambiando en función del proyecto tiene ventajas como la optimización de costes, la adaptabilidad y la agilidad

Por contra, el concepto de una organización 100% líquida es un concepto extremo, radical y difícilmente aplicable:
  • genera rechazo en muchas personas por tener que estar continuamente fuera de la zona de confort,
  • inasumible, en tanto en cuanto puede llegar a dejar extenuado a los miembros del equipo (de cuando en cuando hay que volver a llenar los depósitos para volver a emprender nuevos proyectos)
  • puede provocar fricciones, para lo cual es importante la figura de los jefes de proyectos o mediadores.

Pero para ser una organización líquida no es necesario ser una start-up sino que es necesario disponer de la mentalidad, las personas, la tecnología y los espacios y entornos de trabajo adecuados que fomenten la colaboración y la co-creación, identificando y cuidando el talento, promoviendo el trabajo en equipo por encima de la individualidad (1+1=11, no 1+1=2), la gestión por proyectos, abierto a aprendizaje continuo y capaz de vivir en el cambio. Unos rasgos que permiten, en última instancia, a la organización pueda adaptarse a cada situación y momento de negocio de forma ágil, ¡como un líquido! y, por tanto, sobrevivir gracias a una mayor productividad y eficiencia.

viernes, 27 de noviembre de 2020

El Thinker vs el Feeler: el triunfo de Pathos sobre el Logos y el Ethos

The Thinker vs The Feeler


¿Sentimientos? Nuestra época, reaccionaria e inclinada al puritanismo, con tendencia a caer a los extremos, contradictoriamente tecnológica y simplista, y todo al mismo tiempo, queda reflejada en esta viñeta: ilustra hacia donde nos dirigimos actualmente. 


El thinker vs El feeler


La lógica, realidades objetivas que todo el mundo confirma, ha dado un paso al lado, abriéndose paso el hooliganismo como alternativa. ¿Acaso el dibujante intenta criticar a la izquierda, o se inclina más a favor del moralismo de la derecha religiosa?. En cualquier caso esto es un peligro para la libertad, la igualdad ante la ley y la responsabilidad individual. Una corriente que desnaturaliza el lenguaje, impide el pensamiento crítico, genera autocensura y transforma a muchos en neuróticos tiranos, creando problemas de convivencia donde no los hay.

Y así nos hemos convertido en seres con gran corazón pero poco espíritu crítico, con mucha empatía pero poco conocimiento, ofendidos a todas horas en un mar de quejas y reivindicaciones: el pequeño hombre occidental se va al carajo.

En este caso, el artista dibuja al thinker, una persona que se guía por el pensamiento, sustituida por el feeler ya que el humano se guía más por el sentimiento, condición que prioriza y considera la más importante. El autor de la caricatura no está pensando en un ámbito o campo en concreto, sino que reflexiona sobre la vida y la realidad en sí misma: estamos instalados en la "casa de las quejas" donde el 'thinker' es sustituido por el 'feeler': pensamiento por sentimiento. ¿Y si, como no nos gustan las dualidades, hiciéramos el pedestal más grande para que pudieran convivir al Thinker y al Feeler? ¡Pues al menos sus discusiones tienen que ser apasionantes!

El triunfo del pathos sobre el logos y el ethos


Ante la situación, existen tres tipos de argumentos persuasivos o modos de apelación ante el discurso que la caricatura nos transmite: los relativos al ethos, al pathos y al logos.
  • El Ethos: expone argumentos de orden afectivo y moral. El foco está en el emisor del discurso, y se apela a su autoridad, honestidad y credibilidad. Responde a la pregunta: ¿Qué actitudes debe adoptar el orador para inspirar confianza a su auditorio?
  • El Pathos: son argumentos de orden puramente afectivo, dirigidos al receptor del discurso. Ejemplo: los fumadores no dejan de fumar cuando leen estadísticas sobre cáncer de pulmón; dejan de fumar cuando ellos mismos o personas muy cercanas tienen cáncer. Efectivamente, como argumentos emocionales pueden utilizarse historias, anécdotas, analogías, metáforas, símiles; en cualquier caso debe ser contado con pasión
  • El Logos: se ciñen al tema y al mensaje mismo del discurso. Nos adentramos en el dominio de la dialéctica. Se utilizan los argumentos lógicos apoyados con evidencias sólidas, apelando a la razón y a la inteligencia de la audiencia.

Stephen R. Covey define estos tres argumentos de forma precisa en Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva
Ethos es la credibilidad personal, la fe que la gente tiene en nuestra integridad y competencia. Es la confianza que inspiramos, nuestra cuenta bancaria emocional. Pathos es el lado empático, el sentimiento. Significa que uno está alineado con el impulso emocional de la comunicación de otra persona. Logos es la lógica, la parte razonada de la exposición.”

Para mantener la credibilidad (ethos) es importante alcanzar un equilibrio entre argumentos lógicos (logos) y emocionales (pathos). Pero cuando la apelación afectiva (pathos) deja a un lado o supera a los datos y hechos (logos), nuestros resultados serán no ya óptimos, puede que ni siquiera sean satisfactorios. Por supuesto que es necesario exponer los hechos acompañados de atractivo emocional, pues todos sabemos que la emoción mueve a la acción más que la razón, pero siempre deberemos tener en cuenta que sólo con este prisma obtendremos sesgos en nuestras conclusiones y tasas de error mayores.

lunes, 16 de noviembre de 2020

¿Qué cazas en tu empresa para construir un negocio de 100 millones? Parte II: Moscas



Siguiendo con la analogía iniciada en el primer post de este tema, pasamos a describir la primera población que nos podemos encontrar: las moscas. 

Caza de moscas


Nos referimos evidentemente a clientes que van a pagar por nuestros servicios una cantidad no excesiva de dinero. Nuestro mercado es de volumen de ventas, no de márgenes. Hemos diferenciado entre sector tecnológico e industrial. 

Sector tecnológico


En el negocio tecnológico, las variables a considerar dependen de varios factores:
  • Tasa de conversión, 
  • Actividad de los usuarios, 
  • Tasa de recurrencia,
  • Tasa de abandono, etc. 

Pero al final del día el valor de salida no cambia: para obtener 100 millones en ingresos necesitas decenas de millones de usuarios. ¿De qué maneras se puede lograr?
  • Tener un producto que sea inherentemente social y que tenga un alto coeficiente viral. Ejemplo: Instagram, Snapchat, WhatsApp.
  • Negocios de escala mundial que buscan grandes volúmenes y un modelo de transacción de poco valor. Ejemplo: Twitter, Facebook, 
  • Generar toneladas de UGC, User Generated Content (Contenido Generado por el Usuario), lo que conduce a grandes cantidades de tráfico SEO y cierto nivel de viralidad. 

Es decir, vienen a ser negocios que necesitan un canal de comunicación brutal, una inversión sólo a través de su canal con un retorno desconocido, y además un trabajo UGC tremendo que genere mucho tráfico SEO.

Sector industrial


En el sector industrial combinamos fuerza de producción y fuerza de ventas para llegar a los objetivos. Por lo general estaremos hablando de grandes volúmenes, un producto normalizado y precios y/o características técnicas difícilmente superables por la competencia, aunque la haya. 

Algunos ejemplos son:
  • Tener un producto prescrito en las especificaciones de diseño. Ejemplo: grapas de acero de Nucleonova.
  • Productos que sean un standard del sector, con alto coeficiente de viralidad. Ejemplo: conectores rápidos de la firma Norma
  • Productos normalizados que se fabrican a volumen. Ejemplo:  clips, fasteners, 
  • Productos que se puedan hacer virales rápidamente en una franja de edad específica o que aprovechen una coyuntura particular: cualquier juguete coleccionable puede ser un buen ejemplo. El caso más usual es el de los cromos, aunque también están los tamagochissuperzings, etc. El problema de estos productos es el mismo que la moscas: la corta vida que tienen, a no ser que los conviertas en objeto de culto (cartas del Magic The Gathering, por ejemplo).

Conclusiones


  • Una característica interesante es que confrontamos es que el precio del producto o servicio no suele ser muy alto,  y en algunas ocasiones los consumidores son incluso inconscientes del precio que están pagando.
  • A pesar de ser un producto / servicio de poco valor monetario, detrás hay una gran cantidad de áreas involucradas:
    • en el Sector Tecnológico: Desarrollo, UX, Back End, etc.
    • en el Sector Industrial: toda la cadena de suministro, ingeniería, producción, calidad, logística, venta, postventa, etc
  • Si eres una start-up, cazar moscas no ayuda a cazar ni ratones, ni conejos ni ciervos.  No obstante, sí que puede proporcionar instinto asesino.  
  • Otra cosa es cazar moscas singulares o únicas: es decir, tu producto tiene que ser tan bueno y tan barato que todo el mundo lo compre. 

domingo, 15 de noviembre de 2020

¿Qué cazas en tu empresa para construir un negocio de 100 millones? Parte I: Bestiario de clientes

Existen diferentes estrategias de negocio para llegar a construir un negocio de 100 millones. Una de ellas pone el foco en el perfil de clientes objetivo de la sociedad. 

Tirando de este hilo e indagando en la literatura y el estado de la cuestión, existen varias clasificaciones al respecto: todas ellas no sólo ponen al cliente en el centro, sino que además buscan un insight (introspectiva) lo más potente posible, puesto que por lo general las empresas suelen pecar de:
  • No saber quiénes son sus clientes
  • Sobrestimar su tamaño, en cuanto a:
    • Cantidad (cuántos hay)
    • Retorno (qué esfuerzo necesitaré y qué obtendré a cambio). 

Dedicar tiempo a averiguar qué tipo de clientes planeamos atender es fundamental. Específicamente,
  1. Su tamaño.
  2. Los problemas a los que se enfrentan.
  3. Las características de nuestros productos que los ayudarán con esos problemas que acabamos de mencionar. 
Como veremos, estas tres variables que acabamos de mencionar generan poblaciones de clientes drásticamente diferentes, por lo que es importante elegir nuestro grupo objetivo y honrar sus expectativas dando respuesta a sus problemas. Todo esto se puede ilustrar de la siguiente manera:

El eje Y muestra el Ingreso Promedio por Cuenta de Cliente (ARPA, Average Revenue per Account) por año. En el eje X, puede verse cuántos clientes necesita la empresa para alcanzar un ARPA determinado. Gráfico en dólares. Ambos ejes usan una escala logarítmica.


Para construir una compañía 100 millones de facturación anual, independientemente del sector al que pertenezcas - si bien el sector de las Tecnologías de la Información tiene obviamente una mayor facilidad para escalar - esencialmente necesitamos:
  • 1.000 clientes empresariales que pagan 100 mil euros cada año, cada uno; o
  • 10.000 empresas medianas que le pagan 10.000 euros cada año, cada una; o
  • 100.000 pequeñas empresas que le pagan 1.000 euros por año cada una; o
  • 1 millón de consumidores que pagan 100 euros por año cada uno, o
  • 10 millones de consumidores activos que monetizan a  10 euros por año cada uno

Los responsables de ventas suelen hacer referencia a elefantesciervos conejos cuando hablan de las tres primeras categorías de clientes. Poniendo el énfasis en la parte de abajo de la pirámide alimentaria,  incorporamos a ratones moscas.  Y si vamos un poco más allá, y deseamos extender un poco más la metáfora, podemos hablar de clientes cadáver y pondremos sobre la mesa los dinosaurios. Sea como fuere, el equipo directivo debe hacerse, soportado por el equipo comercial, la siguiente reflexión:
  • ¿Qué queremos, debemos, o estamos en disposición de cazar: moscas, ratones, conejos, ciervos o elefantes?
  • ¿Corremos el riesgo de estar cazando dinosaurios?
  • ¿Tenemos las herramientas, recursos conocimientos necesarias para cazarlos?
  • ¿Sabemos cuántos tendremos que cazar para sobrevivir, para empezar a generar beneficios, para vivir cómodamente, hasta llegar a ingresar 100 millones?
  • ¿Tenemos los medios para comérnoslos?

En próximos posts iremos profundizando en cada una de las tipologías de clientes identificadas: lo haremos del pequeño al grande. Además, el ejercicio lo haremos contemplando empresas tanto tradicionales como tecnológicas, poniendo énfasis en concreto en proyectos industriales apoyados por la tecnología. 

La importancia del tamaño


El tamaño de mercado importa.
No lo olvidemos a la hora de hacer nuestras estimaciones. Para llegar a ser una empresa de 100 millones de euros: 
  • bien el tamaño de mercado es enorme y uniforme
  • bien tenemos un cuota de mercado muy alta

En cualquier caso, tenemos que llegar a hacer las cosas muy bien para estar hablando de estos números. Y crecer de una manera ordenada y con conocimiento implica identificar procesos, reconocer los que son críticos, reducir su variabilidad independientemente de que sean procesos de variables como transaccionales, sistematizar, automatizar, ganar la habilidad de escalar,.... entre otras cosas. 

Primeras conclusiones


  • Sólo empresas con un mercado uniforme (como el americano, por ejemplo) o alta cuota pueden hablar de negocios de 100 millones de euros; en el mercado europeo no es que no se pueda, pero las dinámicas sin dudas son diferentes y mucho más complejas.
  • Es importante disponer de los medios adecuados de caza, y cada animal se caza con unas armas específicas. No vayamos a estar matando moscas a cañonazos y elefantes con un junco. 
  • Un buen ejercicio es el de listar todos tus posibles clientes y luego segmentarlos en moscas .... hasta elefantes. Esta clasificación debe incluir también dinosaurios, ¡no vaya a ser que sea lo que en realidad estás intentando cazar!.
  • Ojo con confundir elefantes, dinosaurios y unicornios

Post relacionados

  • ¿Qué cazas en tu empresa para construir un negocio de 100 millones? Parte 2: moscas.
  • ¿Qué cazas en tu empresa para construir un negocio de 100 millones? Parte 3: ratones.
  • ¿Qué cazas en tu empresa para construir un negocio de 100 millones? Parte 4: conejos.
  • ¿Qué cazas en tu empresa para construir un negocio de 100 millones? Parte 5: ciervos.
  • ¿Qué cazas en tu empresa para construir un negocio de 100 millones? Parte 6: elefantes.
  • ¿Qué cazas en tu empresa para construir un negocio de 100 millones? Parte 7: dinosaurios.

Referencias

Los que queráis saber de qué va esto en el sector 100% TIC, podéis leer las referencias abajo listadas, en las cuales yo me he apoyado para redactar este post.