Los ambientes de innovación de las empresas andan revueltos estos
días, se encuentran en una montaña rusa: huelen sangre con la llegada de la
Industria 4.0 como palanca para lanzar proyectos hasta hace poco no viables, las
tecnologías habilitadoras están disponibles, pero sin embargo éstos no terminan
de cristalizar, aterrizar y ser monetizarlos en torno a ROIs y Paybacks
atractivos.
En el ecosistema podemos encontrar, por un lado, a las empresas que promueven
las tecnologías asociadas a la Industria 4.0, algunas de ellas de reciente
creación en busca del hype de la oportunidad, que venden el producto cuando en
muchas ocasiones ni siquiera tienen casos de éxito, no disponen de cálculos
acerca del Impacto en el Negocio destinatario y la escalabilidad que pueda
tener – señalemos aquí a los clientes finales -, y obvian la madurez de la
tecnología, provocando cierta confusión y hastío en el mercado, cansado de
vendedores de humo.
Por el otro, los equipos de Industria 4.0 recién establecidos en los clientes
receptores de la tecnología a rebufo de la tendencia y de las noticias que
aparecen en los medios de comunicación, andan desesperados en la búsqueda de
proyectos que apuntalen y alimenten su existencia. Y cuando piensan que tienen el
proyecto bien elaborado y lo someten al proceso de aprobación, son tantos los impedimentos
con los que se encuentran que se quedan con uno, o ninguno.
Todo ello combinado genera una vorágine de propuestas de proyectos de toda
índole y foco poco centrado, ahondando en el tiempo perdido y la frustración. Y
como consecuencia natural la historia suele terminar en lo que venimos a
denominar la tinderización de la innovación, que básicamente consiste en decir
que sí a todo proyecto que cae manos de los equipos de Industria 4.0, comportamiento
similar al de los chicos en la aplicación de citas y en los cuáles uno se
expone pero pierde el control de la situación, siendo las chicas (los managers,
en la analogía) quienes aplican filtros en base a información muy limitada y en
ocasiones sesgada por los intereses particulares.
Ante este escenario tan
complicado para los promotores 4.0, sólo empresas que sean capaces de medir las
variables fundamentales y significativas de sus procesos, así como identificar
sus dolores (pain points) en cada una de las esquinas de su negocio (producto,
proceso, garantías, etc), serán capaces de listar qué proyectos son de su
interés, y escribirán planes de acción objetivos y precisos. Medir y medir bien
debe ser la obsesión de los Seniors de las compañías previo al inicio de
cualquier actividad, ya sea de industria 4.0 o no. Y en paralelo, adquirir la
capacidad de identificar quien vende humo y quien no es un must que para nada debe ser desdeñado, habiendo para ello
diferentes estrategias.
Hacer swipe hacia la derecha en tinder (= aplicar a proyectos), no es
garantía de nada, más allá de tener que dar respuesta e iniciar conversaciones,
95% vacías, con más chicas (= Seniors) por historias de amor (=proyectos) que
no conducen a ningún lado.